Impresionismo

Historia del Arte: Impresionismo


        En 1874, un grupo de artistas organizo en Paris una exposicion independiente de cuadros, en un intento deliberado de conseguir para sus obras una salida al margen del salon oficial. Uno de los participantes, Claude Monet, expuso un cuadro que llevaba por titulo Impresión: Amanecer ; varias reseñas de la exposicion escogieron este titulo por considerar que reflejaba la caracteristica predominante de las obras alli expuestas, y un critico, Louis Lorey, titulo su reseña "La exposicion de los impresionistas". Si bien ninguno de los artistas empleaba de buen grado el nombre -se empleaba para describir cuadros de tipos muy diversos-, la denominacion hizo fortuna, y lo que habia nacido como una ocurrencia de la critica se transformo en el nombre de uno de los movimientos artisticos mas mas significativos de las postrimerias del siglo XIX.
Después de exponer "Impresión, amanecer" , Monet, fue el blanco de los críticos y el líder teórico del grupo que, como él, se preocupaba por transmitir su impresión. Definió las reglas de la nueva corriente.
Característica de su técnica, "Impresión, amanecer" muestra un conjunto de manchas cálidas donde destaca la luz mas intensa del sol mientras a penas se sugieren algunas siluetas de barcas.

        Resulta imposible encontrar una definicion para abarcar la gama de cuadros que suelen describirse con el termino "impresionismo"; sin embargo, el paisaje impresionista por excelencia tine ciertas caracteristicas identificables: es de tamaño relativamente pequeño e irregular en cuanto a la composicion, y por lo genreal en su mayor parte se realizaba al aire libre; sus colores son casi siempre brillantes y contrastantes, la pincelada libre e intuitiva. La discusion de estos factores, unida a una consideracion del impresionismo dentro de sus contexto historico y sobre el fondo del ambiente intelectual y social, nos puede llevar a definir la naturaleza y al alcance genuinos de este movimiento.
        El impresionismo se presenta como una prolongación del realismo. Nace bajo su influencia y adopta, como él, los temas de la vida cotidiana. Se situa en la cumbre de los estudios pictóricos sobre la luz que se vienen llevando a cabo desde el renacimiento, y propone cuadros luminosos en antitesis con los sepias consagrados por la tradición.
  • Los realistas mostraban aspectos serios de la sociedad. Los impresionistas lo hacen pocas veces aúnque magistralmente como en este cuadro de Caillebotte donde se estudia el trabajo de los carpinteros. Prefieren enfocar los momentos gratos de la vida como son los placeres: jardines, fiestas, restaurantes, paseos, baños...
  • La luz, alegre o agobiante, domina sus cuadros gracias al culto a los reflejos (agua, espejos), a la abundancia de colores claros y brillantes y a la casi ausencia de negros: fieles a los descubrimientos de Constable, trabajan a fuera cuando el tema lo requiere, y pintan las sombras a todo color. Como él, también tratan de capturar "el momento".
  • Estimulados por la ciencia, escogen no mezclar los colores en la paleta dejando el trabajo de fusión al ojo del espectador: usan colores puros que aplican uno al lado del otro en pequeñas pinceladas.
  • El resultado afecta la definición de las formas. Estas tienden a una desintegración que la burguesía contemporánea resiente como un ataque a sus valores.
  • La cercanía de la cámara fotográfica, por otro lado, justifica el esfuerzo de los impresionistas para salirse del estrecho marco de la representación a la vez que les abre nuevas...perspectivas: como ella, los pintores impresionistas buscan ángulos nuevos para capturar la vida, especialmente el espectáculo de la ciudad.
  • El impresionismo solo pretende transmitir la impresión del pintor. Es por lo tanto subjetivo, a la diferencia del realismo.
Contemporaneo de descubrimientos sobre el color y la visión, cambia los paradigmas tradicionales de la pintura respecto a ellos. Contemporaneo también de las primeras fotografías, questiona la importancia de la representación, las poses y la composición tradicional. Ademas, es marcado por la difusión de las estampas japonesas y por la economía que estas manejan en su tratamiento de la figura.
El impresionismo se manifiesta escasamente en la literatura y en la música. En cuanto a las artes figurativas, no se conoce una arquitectura impresionista y fuera de la figura asombrosa de Rodin o de la, menos famosa, del italiano Medardo Rosso, resulta difícil hablar de escultores impresionistas. El impresionismo se revela primeramente en la pintura.
Los pintores son numerosos y prolijos. Aúnque París sea la capital artística del fin de siglo, brillan también nombres extranjeros entre los de los innovadores y esto permite la exportación del movimiento. Otro aspecto importante: la fuerza de la corriente no logra ahogar el individualismo de los artistas.
Se consideran generalmente como iniciadores Manet y Monet.
Los siguen, entre otros,
  • Renoir,
  • Degas y
  • Toulouse Lautrec.
Eslabones hacía el futuro, vienen finalmente Seurat y Sisley, los puntillistas, y
  • Cezanne,
  • Gauguin y
  • Van Gogh.



Claude Monet (1840 - 1926)


Pintor francés, figura clave del movimiento impresionista. Sus inclinaciones artísticas nacieron del contacto con Boudin en Le Havre, y las excursiones al campo y la playa durante su adolescencia orientaron el posterior desarrollo de su pintura.


Después del servicio militar en Argelia, regresó a París, donde en el estudio de Gleyre conoció a jóvenes artistas como Renoir, Sisley y Bazille, y en el popular café Guerbois contactó con un grupo de intelectuales, literatos y pintores como Zola, Nadar,Cézanne y Degas, que junto con Manet comenzaban a oponerse al arte establecido.


La pintura rápida como las pochades o études era, en aquella época, del agrado de la sociedad siempre que ésta se circunscribiera al tema del paisaje en pequeño formato. La temprana obra de Monet, La costa de Sainte-Adresse (1864, Institute of Arts, Minneapolis), recuerda a su iniciador, Boudin, pero adquiere mayor alcance al aplicar la pintura directa a temas y formatos de mayor complejidad y tamaño.


Similar innovación puede apreciarse en Mujeres en el jardín (1866, Museo de Orsay, París), obra rechazada en el Salón de 1867, en la que tres mujeres se divierten en el campo bajo un sol tan intenso que sus vestidos alcanzan el blanco en estado de gran pureza, con escasas modulaciones intermedias y marcadas escisiones entre las zonas de luz y sombra. La instantaneidad de la escena se pone de manifiesto tanto por la precisión luminosa del momento como por el dinamismo de las figuras, correteando y girando caprichosamente alrededor de un árbol. Con esta ambiciosa obra, Monet se aleja del tratamiento tradicional que hasta entonces se dio al retrato -el retrato de su primera mujer, Camile, había sido ensalzado por Zola en el Salón de 1866- y se inclina por la integración de las figuras en la naturaleza.


Los serios problemas económicos y el nacimiento de su hijo ilegítimo, Jean, en 1867, condujeron a Monet a vivir una época de hambre y pobreza extremas, así como a un intento frustrado de suicidio. Durante la contienda franco-prusiana, el artista se refugió en Inglaterra, donde conoció a Pissarro y obtuvo el apoyo económico y la amistad de Paul Durand-Ruel. Allí se interesó mucho por la obra de Turner, que tanto influiría en su percepción de la luz y el color. Según Monet, el pintor que se coloca ante la realidad no debe hacer distinciones entre sentido e intelecto.


A partir de 1872, Monet se interesó por el estanque de Argenteuil como lugar idóneo para adaptar su técnica a la representación rápida del agua y la luz. La obra titulada Monet trabajando en su barco en Argenteuil (1874, Neue Pinakothek, Munich) representa esa especie de laboratorio náutico desde el que el artista podía navegar sobre el agua del estanque apreciando los cambiantes efectos luminosos de su superficie, que reproducía mediante diversas variaciones sobre un mismo tema. El barco-taller de Monet se oponía radicalmente a la idea de estudio que veinte años antes exaltaba Courbet en su obra El estudio del pintor, y suponía un pintoresco testimonio de las principales aspiraciones impresionistas.




La incipiente luz del amanecer y sus aleatorios reflejos sobre el agua pueden apreciarse también en la mítica obra Impresión, sol naciente (1872, Museo Marmottan, París), pintada en Le Havre. En poco más de medio metro cuadrado numerosas pinceladas se superponen en un solo color general neutro, captando el instante luminoso del amanecer y los destellantes reflejos del sol rojizo sobre el agua; la rapidez que la fugacidad del tema exigía condicionó el formato, la técnica e incluso el título, condensado manifiesto de intenciones que dio nombre al grupo cuando, en 1874, al mostrarse la obra en la primera exposición impresionista, el crítico Louis Leroy empleó el término para referirse despectivamente, en Le Charivari, a quienes hasta ese momento eran conocidos como el grupo de Manet.


El primero de los ismos modernos tenía ya denominación y Monet era considerado jefe del grupo. De 1878 a 1881 el artista permaneció en Vétheuil, trabajando en la línea iniciada en Argenteuil, sin participar en la quinta y sexta exposiciones impresionistas de los años 1880 y 1881. Después de una estancia en Poissy, que se prolongó hasta 1883, Monet, en compañía de su segunda esposa, Alice Hoschedé, se trasladó a Giverny, donde vivió hasta su muerte.


A partir de 1890 la pintura de Monet se vuelve más compleja y la inmediatez y la euforia iniciales se transforman en insatisfacción y melancolía, en un difícil intento por conciliar la técnica fresca y expresiva de sus primeros años con búsquedas más profundas y ambiciosas que podían prolongarse durante varios días, meses e incluso años, con la intención de crear obras que encerraran una mayor complejidad: variaciones que en su reiteración temática permitieran enfatizar la investigación de las resoluciones formales. Efecto de nieve (1891, National Gallery of Scotland, Edimburgo), Almiares (1891, Museo de Orsay, París) y Almiares, puesta de sol(1890-1891, The Art Institute, Chicago) son obras que forman parte de algunas de sus primeras series.


Sin embargo, la más conocida es la que dedicó en 1892-1893 a la catedral de Ruán, en la que se evidencia, de un modo poético y didáctico, cómo las variaciones de la luz alteran la percepción del medio que modula esa energía, cómo la luz y color constituyen fenómenos indisociables de la percepción humana. Monet pintó cincuenta cuadros de la catedral, dieciocho de ellos del pórtico, y afirmó: "Podría haber realizado cincuenta, cien, mil, tantos como segundos hubiera en su vida..."


Durante los últimos treinta años de su existencia, el artista trabajó en torno a su jardín de agua de Giverny. En un prado vacío por el que pasaba un pequeño arroyo construyó un exuberante jardín en el que un gran estanque, colmado de nenúfares de todos los colores y rodeado por sauces y árboles exóticos, se cruzaba por un pequeño puente, de forma ovalada, que aparecería en numerosas pinturas de la época, como en El estanque de las ninfeas (1900, Museo de Orsay, París) o la lírica composición titulada El puente japonés (1918-1924, Museo de Orsay, París).


Todo el tiempo y el dinero que Monet invirtió en la construcción de este jardín se vio compensado por las pinturas que de él surgieron; el agua era nuevamente un espejo cuya apariencia se modificaba con los efímeros e imprevisibles cambios del cielo que en él se reflejaban.


Allí nacieron también las conocidas series de Ninfeas o nenúfares que, más tarde, se asociaron a las aportaciones de Kandinsky, Klee, Picasso y Braque, como símbolos del nacimiento de la abstracción en la pintura occidental, tras largos siglos de predominio de la representación figurativa. Las Ninfeas: paisaje acuático (1903, Bridgestone Museum of Art, Tokio),Nenúfares al atardecer (1916-1922, Kunsthaus, Zurich) o Ninfeas (1919-1920, Museo Marmottan, París) son obras de gran formato que, en cierto modo, pueden ser contempladas por el espectador contemporáneo como pinturas abstractas.


Cézanne aludió a la capacidad del artista para captar objetiva e inmediatamente la realidad. Sin embargo, su proceso creativo iba más allá de la observación directa de la naturaleza, y empleaba la memoria visual como recurso imprescindible para el acabado de sus composiciones. Las imágenes que se forman en la memoria son percepciones, igual que las determinadas por la visualización de las cosas, y entre ambas puede surgir, como ocurrió en la pintura de Monet, una nueva concepción de la imagen pictórica de la realidad. En sus últimas composiciones de lirios de agua, la forma está prácticamente disuelta en manchas de color, lo que, de algún modo, resulta una anticipación de lo que sería más tarde el arte abstracto.



Vincent Van Gogh (1853 - 1890)

El artista holandés Vincent van Gogh es actualmente uno de los pintores más conocidos del mundo, pero gran parte de su fama se debe a su trágica vida y a la carga dramática que posee su coña carrera. Su obra, su personalidad y sus inquietudes intelectuales, claramente visibles en sus más de 600 cartas que se conservan, exigen, sin embargo, un análisis más profundo. Fue un hombre muy inteligente, sensible y de gran personalidad, ávido lector de libros de literatura de la época, filosofia e historia y enterado de las interesantes corrientes artísticas y sociales del siglo XIX.
Antes de morir, a la edad de treinta y siete años, la vida de Van Gogh se había
centrado en tres puntos: la religión, el arte y la literatura. Había nacido en Zundert (Holanda). Su padre era pastor evangelista y entre sus tíos había marchantes de arte, almirantes y libreros.Empezó a trabajar en 1869, a los dieciséis años de edad, en la galería de arte que su familia poseía en La Haya; la galería se había asociado con una compañía francesa y era conocida como Goupil et Cie. A Vincent le gustaba el trabajo en ella, pues ya se sentía absorbido por el arte. Su primer contacto con él se produjo
desde la óptica del marchante y crítico aficionado, y su juicio era agudo y certero. Le gustaban los pintores holandeses del siglo XVII, como Rembrandt, Hals y Jacob Ruisdael, y los paisajistas franceses de la Escuela de Barbizon, como Millet, Rousseau y Dupré. También apoyó a la recientemente creada Escuela de La Haya, forrnada por varios artistas holandeses, a muchos de los cuales llegó a conocer personalmente durante su estancia en La Haya de 1869 a 1873. Su gusto y admiración por estos artistas no cambió en toda su vida. En 1888 escribió a su amigo, el artista Emile Bemard: «Cuando visito el Louvre, cosa que sigo haciendo, con gran emoción voy, antes que nada, a ver los cuadros de los holandeses, especialmente los de Rembrandt».
Van Gogh trabajó para Goupil et Cie. en Londres (1873-75) y París (1875-76),
pero sufrió una depresión tras una desafortunada experiencia con la hija de su patrona londinense, y en abril de 1876 acabó siendo despedido de la compañía. Entonces se hizo paulatinamente más profundamente religioso y se dedicó a leer la Biblia con asiduidad. En 1877 trabajó durante varios meses para un librero de Dordrecht. Su amor por la literatura se traducía en sus variadas lecturas y en sus amplios gustos.
Admiraba, entre otros, autores como el historiador francés Michelet, novelistas como Zola, los herrnanos Goncourt y Maupassant y escritores ingleses como George Eliot, Dickens y Carlyle. Posteriorrnente introdujo sus libros preferidos en sus cuadros. Así, en el retrato del Dr. Gachet el retratado apoya su hombro en dos novelas de los herrnanos Goncourt, Germinie Lacertueux y Manette Salomon. Los libros también inspiraron directamente su pintura: el cuadro titulado La Berceuse, es decir, la acunadora, en que aparece madame Roulin, la mujer del cañero de Aries, fue pintado después de que Vincent leyera la obra de Píeme Loti Pécheurs d'lslande (Pescadores de Islandia) y sintiera que los marinos podían agradecer en alta mar la contemplación
de una imagen del cariño materno, como era ésta.
A finales de los años 70, la religiosidad de Van Gogh se fue agudizando. Pasó
nueve meses en Inglaterra colaborando con los metodistas, y llegó a escribir y pronunciar un largo sermón. A mediados de 1877 decidió seguir los pasos de su padre e ingresar en la Iglesia evangélica. Con este fin estudió en Amsterdam y Bruselas, y en el mes de noviembre de ese mismo año fue de prueba como evangelizador a una región minera de Bélgica asolada por la miseria, el Borinage. Fue una época trascendental para Van Gogh, que vivió la práctica del Evangelio, dedicándose por entero a los mineros, cuidándoles cuando resultaban heridos en una explosión en una mina, despreocupado de la ropa, la comida y otros asuntos terrenales. Pero su voluntad de llevar a la práctica al pie de la letra los mandatos del Evangelio chocó con las altas jerarquías eclesiásticas. Su comportamiento contradecía las convenciones aceptadas en suclase y actividad, y fue expulsado del estamento religioso. Van Gogh renegó de la hipocresía del alto clero y de las llamadas «personas respetables». Pronto seña rechazado de nuevo por vivir demasiado de acuerdo con sus ideas religiosas: en efecto, en La Haya muchos artistas le dieron la espalda por dar cobijo a una mujer abandonada y desamparada. En 1884, en Nuenen, su amistad con Margot Begerman fue objeto de tales habladurías, que ésta intentó suicidarse. Por eso escribió a su hermano Theo:
«Por el amor del cielo, ¿qué sentido y significado tiene la absurda religión que profesa la gente respetable? Resultan totalmente absurdos, conviniendo a la sociedad en una especie de manicomio, en el que todo está patas arriba...»
A los veintiséis años, Van Gogh había realizado ya vados trabajos y en todos
había fracasado. Vagó entonces por el Borinage totalmente desesperado, como cuenta a Theo en una carta emocionante escrita en el mes de julio de 1880. Todo lo que le interesaba se fue concentrando entonces en una sola actividad: el arte. Se centró en el arte que conocía (Rembrandt, Delacroix, Millet) y en los libros de Dickens, Victor Hugo y Michelet. Escribió por entonces:
«Hay algo de Rembrandt en Shakespeare... de Delacroix en Victor Hugo; y hay algo
de Rembrandt en los Evangelios, o algo de los Evangelios en Rembrandt.»
Durante sus paseos por el Borinage, Van Gogh había intentado llegar hasta Courriéres para visitar a un artista al que admiraba, Jules Breton. Veamos cómo describe el momento en que tomó la decisión:
«Pues bien, incluso sintiéndome profundamente miserable, recuperé algo de la energía perdida y me dije: a pesar de todo, volveré a trabajar, a coger el pincel, que he
abandonado por el gran desaliento que noto en mí, y seguiré dibujando. A partir de ese momento tenía la sensación de que todo había cambiado.»
Van Gogh había dibujado antes de 1880. En su juventud había realizado bonitos dibujos, fundamentalmente copias de grabados. También había hecho pequeños apuntes y caricaturas para una niña de La Haya en 1872 y 73. Nos ha dejado imágenes de la mayor parte de las casas en que vivió. Al volver a coger el pincel, tenía las ideas más claras sobre lo que quería hacer: deseaba realizar dibujos de gente trabajando en un estilo crudo, adecuado al tema de las obras, que expresara sus sentimientos sobre «la gente»: primero los mineros, después los tejedores y, por último, los campesinos de Brabante y Provenza.
A partir de este momento su carrera se divide en períodos dominados por los lugares en que vivió: Etten en 1880, La Haya en 1881 a 1883, Drenthe en 1883, Nuenen en 1883 a 1885, Amberes de 1885 a 1886, París de 1886 a 1888, Aries en 1888, St. Remy en 1889 y 90, y Auvers en 1890. Durante la primera mitad de su carrera artística vivió en Holanda, donde desarrolló un estilo personal dentro de la línea de la Escuela de La Haya. Seña un error olvidar las primeras obras de su corta carrera. Los colores sombríos, las espesas capas de pintura y el gusto por la representación de campesinos en sus cabañas o trabajando en los campos recuerdan las pinturas de Josef Israels (1824-1911) y Anton Mauve (1838-88).
Mauve estaba emparentado con Van Gogh por matrimonio y se habían hecho muy amigos. Vincent le pidió consejo y apoyo cuando decidió ser artista. Mauve fue su único maestro en el sentido estricto de la palabra: Van Gogh siempre le estuvo agradecido. Cuando se enteró de su muerte, acaecida en 1888, Vicent escribió en uno de sus mejores cuadros, un árbol brotando de nuevo al llegar la primavera: «Souvenir de Mauve», y lo envió a su viuda. En esa época se sintió atraído por la pintura de figuras, ya que pensaba que la manifestación más alta del arte modemo era la representación de los campesinos en acción. Algunos de sus mejores dibujos están inspirados en los hombres y mujeres de Nuenen captados en sus faenas agrícolas. Entre los cuadros de estos años destacan Los comedores de patatas, en el que se ve a una familia reunida alrededor de una mesa a la tenue luz de su vieja lámpara de petróleo, comiendo las patatas que han cultivado y recolectado. El tema había sido tratado ya por otros artistas holandeses de la época bajo los títulos de «La comida frugal» o «Comedores de patatas» ; a Josef Israels le gustaba especialmente este asunto. El cuadro de Van Gogh carece, sin embargo, de todo sentimentalismo, carácter anecdótico o comentario social evidente. La pincelada es vigorosa, los colores sombríos, y la pintura refleja el sincero aprecio que Van Gogh sentía por estos campesinos. Era consciente de que su forma de vida iba siendo minada por la industrialización, que acabaña con la existencia sencilla que hasta entonces el hombre había llevado en contacto directo con la naturaleza.
Van Gogh se sentía, sin embargo, aislado en el campo, lejos de otros artistas, y por eso se matriculó en una academia de dibujo de Amberes. Pero, repentinamente, decidió trasladarse a París, y envió a Theo esta nota: «Querido Theo, no te enfades conmigo por actuar tan precipitadamente... Estaré en el Louvre a partir del mediodía o antes, si así lo deseas».
En París estaban surgiendo nuevas ideas y movimientos, y esto excitaba la imaginación de cualquier artista joven. Van Gogh pudo ver la exposición de los impresionistas, los Salones anuales, la exposición del nuevo Salón Nacional, una retrospectiva de su artista preferido, Millet, exposiciones de Monet y Renoir en la galería Petit y obras simbolistas de Gustave Moreau y Odilon Redon. Frecuentó el estudio del renombrado pintor Ferdinand Cormon, y allí conoció a Henri de Toulouse-Lautrec. La obra de los colores eran brillantes y alegres; el tema, libre, aunque predominaran las vistas de París y los paisajes. Vincent se puso a experimentar en seguida en la práctica las ideas de los neoimpresionistas, que había conocido a través de Paul Signac. Puntos de color quebrado empezaron a verse en sus lienzos, y pinceladas nerviosas, como si se hubieran aplicado con prisa. Esta tendencia fue aumentando.
Van Gogh llegó a París en un momento en que los artistas jóvenes estaban desarrollando una serie de ideas que iban más allá del impresionismo, y en que los artistas ya consagrados, como Monet y Renoir, empezaban a explorar estas nuevas ideas. Vincent se interesó por ellas, pero prefirió seguir una línea más personal, influido por los grabados japoneses entonces de moda en París. El cubrimiento de amplias zonas del lienzo con un color puro y la elección de temas populares hicieron que el artista considerara estos grabados como obras no puramente decorativas, sino
susceptibles de un análisis más profundo: eran un edén de luz y color.
Las tensiones y luchas existentes en la vida artística parisina de la época entre las distintas tendencias disgustaron a Van Gogh, que decidió marchar al sur de Francia a buscar su propio Japón de luz y color. Allí esperaba encontrar una comunidad de artistas que colaboraran entre sí, como la Escuela de Barbizon, la de La Haya y los talleres de grabadores japoneses. Al pintor le atraía el sur, y sentía que había encontrado su Japón: pero también le recordó a su Holanda natal. Escribió a su hermana que lo que había aprendido en París no le servía, y en sus cartas a Theo decía que la campiña de Provenza le recordaba las obras de Ruisdael y Hobbema. En los paisajes pintados por Van Gogh en esta época aparecen las mismas llanuras inmensas que en los dos pintores holandeses del siglo XVII; además, se repite el motivo holandés de los puentes levadizos, que habían sido construidos en Provenza
por ingenieros venidos de los Países Bajos.
En 1888 Vincent convenció a Paul Gauguin de que se reuniera con él en Aries con el fin de fundar una sociedad de artistas que llevaría el nombre de «Estudio de los trópicos». Pero los dos artistas tenían distintos puntos de vista sobre pintura, y esto se tradujo en violentas discusiones que Van Gogh calificó de «eléctricas». Gauguin queda liberar al arte de su dependencia de la naturaleza, mientras que el pintor holandés había dedicado su carrera al estudio naturalista de la realidad que le rodeaba. Había escrito a Émile Bemard: «Podemos (y los antiguos pintores holandeses ya lo hicieron)..., podemos pintar un átomo de caos, un caballo, un retrato, manzanas, un paísaje, a tu abuela...» Él creía que estos temas podían ser transformados, mediante el color y el sentimiento, en símbolos. Por ejemplo, el jarrón de flores más sencillo que Van Gogh pintó, Los girasoles, es una bellísima evocación del sol que se puede considerar única en la historia del arte. Sin embargo, sigue siendo «un átomo de caos» observado con humildad y amor.
Luego de cortarse la oreja por una discusión con Gaugin, fue encarcelado y posterior liberación de Vincent; más tarde volvería a ser encarcelado a petición del pueblo de Aries, y finalmente ingresó voluntariamente en el hospital psiquiátrico de St. Paul, en St. Remy. La enfermedad de Van Gogh se caracterizaba por frecuentes ataques, seguidos de períodos de letargo e inactividad, a su vez seguidos de una completa lucidez y una sorprendente actividad. Se ha dicho que era esquizofrenia, epilepsia o una tara familiar hereditaria. El escaso desarrollo de la psiquiatría en esa época dificulta el conocimiento de su enfermedad, pero es probable que Van Gogh padeciera un tipo de epilepsia temporal cuyos síntomas a menudo recuerdan los de la esquizofrenia. Es posible que su «locura» no afectara directamente a su arte; pero esta experiencia y el miedo a futuros ataques, con la consiguiente depresión, inevitablemente tuvieron que desequilibrarle.
Van Gogh pintó en St. Remy y se observa un cambio en su estilo: los tonos se hacen más sombríos y las formas están agitadas, como si tuvieran energía propia y escaparan al control del artista. Las nubes se retuercen en un cielo tormentoso y los cipreses suben hacia el cielo como si fueran de fuego. Resulta significativo que Van Gogh volviera a inspirarse en temas de su primera época y en artistas como Millet, Rembrandt y Delacroix, cuya obra tradujo en sus cuadros con su propia paleta. Pidió
a Theo que le enviara dibujos antiguos y volvió a pintar campesinos, cabañas y paisajes, reunidos bajo el título de «Recuerdos del Norte». También dibujó de memoria una versión de Los comedores de patatas. Una de sus obras más importantes de este período es la copia del aguafuerte de Rembrandt La resurrección de Lázaro. En él, Rembrandt se servía de un rayo de luz para simbolizar el poder que emana de Cristo. Van Gogh elimina la figura de Cristo, sustituyéndola por un gran sol amarillo, cuya luz, representada por un dorado que inunda la pintura, simboliza la fuerza de la vida. Así, transforma a Rembrandt a través del sol; el norte y el sur se juntan; la religión, el arte y la naturaleza forman una unidad.
Van Gogh volvió al norte en mayo de 1890. Pasó por París, vio algunas exposiciones y visitó a su cuñada por primera vez antes de marchar a Auvers. En este pueblecito de las afueras de París fue tratado por su amigo, el Dr. Gachet, que era médico, pintor y amigo de los impresionistas. Van Gogh trabajó mucho en este período, realizando dibujos y pinturas a un ritmo de uno a dos por día. Sabiendo que se suicidó en julio de ese mismo año, se está tentado de mirar esta fase de su carrera
con otros ojos, intentando descubir en sus luminosos y enérgicos cuadros premoniciones y augurios. A Vincent le preocupaba su hermano Theo, que había sido su único apoyo financiero durante los últimos diez años. La angustia de la dependencia económica, la sensación de fracaso, el miedo al futuro y a posibles nuevas crisis, con el consiguiente riesgo de no poder seguir trabajando, debieron de pesar mucho, comprensiblemente, en su ánimo. En una de sus últimas canas, Van Gogh se muestra preocupado por la vulnerabilidad de los artistas frente al mercado artístico. Ciertamente algunas de sus pinturas de esta época expresan desolación y vacío.
El 27 de julio de 1890 Vicent intentó suicidarse con una pistola: murió de resultas de las heridas dos días después, en brazos de Theo, a los treinta y siete años. La tragedia de su muerte ha oscurecido su vida, y su obra a menudo parece acompañada de una etiqueta invisible que dice: «Esto fue pintado por un hombre que estaba loco y se suicidó». Van Gogh fue un gran dibujante y un colorista brillante. Al principio su estilo es vigoroso, con perfiles marcados, pero se hace más flexible al empezar a dibujar paisajes. En ellos la técnica es variada, consistiendo en miles de toques diferentes: puntos, manchas de color, pinceladas sinuosas, etc. La combinación de estos elementos crea una sensación de energía, movimiento, vibraciones intensas. El período más conocido de Van Gogh, desde el punto de vista de su pintura, es la época de Arles (1888-89). En ella combinó sus conocimientos técnicos de las nuevas teorías sobre el color con el gusto por los grabados japoneses de colores intensos, el estudio de la obra de Eugéne Delacroix y sus temas preferidos: girasoles, campesinos y vistas del mar que contempló y observó en el sur. Van Gogh era muy sensiblq al color, del que se quería servir para expresar algo más que la mera apariencia de las cosas. Con este fin empleó combinaciones cromáticas casi simbólicas; por ejemplo, en el retrato de un amigo colocó una cabeza exageradamente
rubia sobre un fondo de color azul intenso para crear «el misterioso brillo de una estrella pálida en el infinito».
Queria incorporar a sus cuadros la energia de sus dibujos. Por eso aplicaba al lienzo colores brillantes con pinceladas nerviosas, creando formas sinuosas, resplandecientes estrellas y soles rodeados de halos y rayos y cipreses con ramas como lenguas de fuego
En Arles, se vuelve más personal. Desde su ásilo, según los períodos y los permisos que obtiene para salir, pinta retratos, auto-retratos, su cuarto, el jardín del asilo, los campos que ve desde su ventana, eventualmente, el pueblo. Sus cartas muestran que cuidaba tanto la composición como la selección de los colores que carga de valor símbolico. El amarillo es su color favorito.
Caracteristicos de su técnica son:
  1. los contornos que limitan las figuras,
  2. las pinceladas fuertes, largas y espesas,
  3. un gusto tal por las lineas curvas que llega a deformar los objetos y
  4. una carga emocional dificil de negar.
Entre sus obras más importantes figuran:
  • "Noche estrellada",
  • "La silla vacía",
  • "Mi recamara",
  • "Los cipreses",
  • "El sembrador", y
  • "Los girasoles".

La pincelada tiene una importancia capital en la obra de Van Gogh; la utiliza de maneras distintas, unas veces en forma de lastra, como Courbet, otras en forma de coma, como los impresionistas. A menudo dibuja con pequeños toques, que lo distinguen de los otros, para quienes la pincelada no sirve mas que para velar un dibujo preliminar a la forma. Tanto para los dibujos como para las pinturas, Van Gogh usa las mismas pinceladas quebradas, los mismos arabescos y el punteado.
La naturaleza que él pinta vive una vida misteriosa y agitada, los objetos aparecen impregnados de angustia en un silencio profundo en el cual reina la tensa expectatia de otra cosa, de aquella "vida negra" que tan a menudo sueña.
        Descubre que la manera de representar la profundidad y la distancia únicamente con el color puro, sin recurrir a las formas y a los convencionalismos simbólicos.

Van Gogh realiza algunas descripciones propias de sus cuadros, que las caracteriza en las siguientes citas:
Sobre la Noche estrellada:
"Aquí agrego un pequeño boceto de una tela cuadrada de 30 cm y el cielo estrellado pintado la misma noche, con la luz de una lámpara de gas. El cielo es verde-azulado, el agua es azul intenso, los terrenos son de color malva. La ciudad es azul y violeta, el gas es amarillo y algunos reflejos de oro rojo se transforman en bronce verdoso. Sobre la llanura azul-verde del cielo, la Osa Mayor tiene un centelleo verde y rosa, cuya discreta palidez contrasta con el oro brusco del gas. Hay dos figuras coloridas de enamorados en primer plano."



Sobre el Dormitorio de Vincent:
Una carta escrita a Gaugin:
"Hice, para mi uso, un cuadro de 30 cm de largo, de mi dormitorio, con los muebles que conoces."
"Bien, me divirtió muchisimo hacer este interior sin nada, con una simplicidad a la Seurat, con tintas comunes pero extendidas groseramente, con empaste lleno, los muros de un lila pálido, el piso de un rojo quebrado y descolorido, las sillas y la cama amarillo cromo, los almohadones y la sábana de un verde limón muy pálido, la manta rojo sangre, el tocador anaranjado, la palangana azul, la ventana verde. Hubiera querido expresar un reposo absoluto con estos tonos tan diversos; lo ves, el blanco sólo está en la pequeña nota dada por el espejo con el marco negro…"
        "El color aquí debe crear la cosa y, al lograr su simplificación, dar un estilo más alto a las cosas; sugiere el reposo o el sueño en general. En suma, la vista del cuadro debe descansar la mente o mas bien la imaginación (…), ves que simple es la concepción. Sombras y sombras proyectadas están anuladas, está coloreado con tintas comunes y firmes como las telas pintadas".
        Puedo observar en estas minuciosas descripciones una gran agudeza en inteligencia, como se muestra tambien en otras cartas del pintor. Además, posee una gran riqueza expresiva, y una forma de descripcion muy interesante y atrapante.

        Otro tema con respecto a la vida de Van Gogh fue la fuerte influencia que tuvo el pintor Gaugin sobre él. Influyó en su encuentro en Arles; y desde entonces trabajó de manera diferente.
"Trabajo con frecuencia con la imaginación, y estas telas son siempre toscas y tienen un aire más artistico que los estudios de la realidad, sobre todo cuando se trabaja con el mistral". "…Mi amigo Paul Gaugin…vive ahora conmigo….Me estimula a trabajar, a menudo sólo con la imaginación"
   
        En el momento en que Van Gogh pinta sus girasoles, cuando Gaugin retrató al amigo, en el maravilloso retrato que hizo de el en Arles, demostrando asi, no obstante, las trágicas incompresiones que estaban surgiendo entre los dos hombres, ser el más capacitado para comprender a Van Gogh.
Theo le habia pedido a Gaugin que viajara a Arles para pasar una temporada con Vinvent. Theo que estaba muy preocupado por la salud de su hermano, le ofreció a Gaugin 150 francos mensuales si se quedaba en Arles junto a Vinvent y le enviaba un óleo cada treinta días.
Hacia Gaugin, 5 años mayor que el, Vincent experimentaba un sentimiento mezcla de admiración, repseto y sometimiento, a veces, con algún impulso de rebelión.
        Sin embargo, a pesar de la buena relación que existía entre aquellos, se generaron algunas discusiones, con lo cual una de ellas, el 23 de diciembre de 1888, culminó con un gesto exasperado de Van Gogh: se cortó una oreja después de amenazar a su amigo. Enfurecido más que apenado por todo lo que habia sucedido, Gaugin regresó a Paris.

"Yo no tengo la culpa de que mis cuadros no se vendan.
Pero llegará el día en que la gente se dará cuenta de
que tienen más valor de lo que cuestan las pinturas."


Vincent van Gogh



Paul Gaugin (1848-1903)

El pintor francés Paul Gauguin fue también escultor, ceramista y grabador. Nació en París; su madre era Aline-Marie Chagal, hija de la activista política Flora Tristan (1803-44) y del grabador André Chagal. Los padres de Gauguin decidieron
emigrar al Perú en 1851, abandonando la Francia de Luis Napoleón: su padre, Clovis Gauguin, periodista liberal, murió en el viaje. En Perú, los parientes de la madre, ricos e influyentes, proporcionaron un paraíso tropical al pequeño Paul, que lo añoraría toda su vida. Tenía seis años cuandosu madre volvió con él a Francia.
Gauguin abandonó el colegio a los diecisiete años; fue marino mercante de 1865 a 1867, y sirvió a la marina francesa de 1868 a 1871. Al morir su madre (a los cuarenta y un años) en 1868, un rico banquero, Gustave Arosa, se convirtió en su protector legal. Gracias a él, Gauguin entró en una oficina de agentes de Bolsa en 1871. Dos años después se casó con Mette Sophie . Gad, una institutriz danesa a la que conoció a través de Arosa; en 1874 nació el primero de sus cinco hijos.
Hacía poco que se había casado cuando Gauguin se convirtió en pintor aficionado; en el mundo de la pintura también lo introdujo Arosa, quien le impulsó a asistir a clases noctumas. Expuso en el Salón de 1876, y por esa época conoció a Pissarro. En 1879 expuso con los impresionistas y contribuyó regularmente en las últimas cuatro exposiciones del grupo, realizadas entre 1880 y 1886.
El gozar de una posición económica moderadamente desahogada, empezó a coleccionar cuadros de Manet, Monet, Renoir y Degas, comprando una o dos obras de cada uno. Pero sus pintores favoritos eran Cézanne y Pissarro. Las primeras pinturas de Gauguin presentan fuertes influencias de estos dos pintores y de Degas. En 1883 dejó su trabajo para dedicarse exclusivamente a la pintura. Al año siguiente
se trasladó a Rouen, y de aquí pasó a Copenhague; pero no consiguió encontrar clientes en estas dos ciudades y, humillado por sus parientes daneses, regresó a París en 1885. Alejado de su familia y ahogado por la miseria y las deudas, enfermo y nostálgico del paraíso tropical de su infancia, a partir de 1886 Gauguin vivió entre la esperanza y la desesperación.
Su odisea le llevó a Bretaña, Provenza, las Indias occidentales y, por último, a Oceanía. Entre 1886 y 1891 estuvo en Pont Aven y Le Pouldu (Bretaña), con paréntesis en Panamá y Martinica en 1887, dos meses pasados con Van Gogh en Arles (octubre- diciembre de 1888) y frecuentes estancias en París. Sus obras bretonas siguen reflejando las lecciones aprendidas de Pissarro y Cézanne. Pero su naturaleza infatigable y curiosa le llevó a buscar nuevos medios de expresión pictórica. Durante estos años se entusiasmó con los grabados japoneses y el arte de Java e Indonesia que vio en la Feria Mundial de París de 1889. Su arte se refrescó al entrar en contacto con los poetas simbolistas Mallarmé, Morice y Moréas, y tomó impulsos simbolistas y religiosos de dos jóvenes amigos, Bemard y Aurier. Dos holandeses le ayudaron financieramente, el marchante Theo van Gogh y el artista Meyer de Haan.
Gauguin nunca fue un artista prolífico: en total, su obra está compuesta por poco más de 600 cuadros y pasteles. Tampoco su evolución fue lineal: de repente podía avanzar por un terreno estilístico aún inexplorado para retirarse en cualquier momento. Sus paisajes, naturalezas muertas y retratos no tienen un simbolismo deliberado. Su utilización del color es, a menudo, arbitraria; su línea, simplificada y abrupta. Palabras como «sintetismo» y «cloissonisme» describen su arte en esta época: más tarde sería postimpresionista. Comparte con los impresionistas el gusto por los colores puros pero muy pronto desarrolla su propio estilo. Enmarca las formas en contornos oscuros; en vez de pinceladas pequeñas, usa amplias manchas de colores sorprendentes: rojos con anaranjados, azules con verdes... descarta el volumen y la perspectiva. Las escenas que pinta sugieren simbolismo, mas éste queda bastante hermético.
Una vez Gauguin dijo de sus cuadros bretones: «Amo Bretaña. La considero
salvaje y primitiva. Cuando mis zuecos pisan su suelo de granito, oigo la fuerte y vibrante nota que estoy buscando en mis cuadros.» El significado principal de su viaje a bretaña, era, sobre todo, la afirmación de la propia necesidad de independencia, la rotura con el orden burgués, el deseo de volver a hallar, en un ambiente simple y natural, las verdades elementales, gracias a las cuales el ertista podría manifestar lo que siente y volver a encontrar la forma de expresión más acorde con él.
Entre los cuadros importantes de este período cabe citar Visión tras el sermón o Jacob luchando con el ángelCristo amarilloCristo en el huerto de los Olivos y Pérdida de la virginidad . Gauguin y su amigo Meyer de Haan colaboraron en la decoración del gran comedor de un albergue bretón con un estilo vanguardista, no naturalista.
Las cerámicas de Gauguin y sus esculturas, especialmente el relieve en madera titulado Enamórate y serás feliz (1889; Museum of Fine Arts, Boston), son un ejemplo de su tendencia simbolista. A menudo teorizó sobre arte en cartas escritas
a sus amigos, y en artículos y manuscritos ilustrados.
La búsqueda, por parte de Gauguin, de un paraíso tropical le llevó a organizar una subasta de sus obras en París, en 1891. En junio de ese mismo año se encontraba en Tahití, donde permaneció hasta el mes de agosto de 1893. No encontró allí un paraíso o un arte primitivo, ni tampoco unos cultos autóctonos. Por tanto, tuvo que crear sus propios mitos, su propia serie de alegorías, alternadas con paisajes, naturalezas muertas y retratos. Se llevó a Oceanía fotos de obras de arte griego, romano y egipcio, de cuadros de los pintores franceses del siglo XIX (Delacroix, Degas, Puvis de Chavannes) y de los relieves budistas del templo de Borobudur, en Java.
Un estudio de la sociedad tahitiana publicado en 1837 constituyó la base de su manuscrito ilustrado, Antiguo Culto maorí. A partir de esta obra compuso el relato semiautobiográfico y semiimaginario de su primer viaje a Tahití, Noa Noa (Fragancia).
Para ilustrarlo realizó varios grabados en madera que han sido fundamentales en la historia de dicha técnica. En noviembre de 1893 se expusieron en París las obras pintadas por Gauguin en Tahití, impresionando a los críticos por sus brillantes colores planos, sus exóticos temas, sus títulos esotéricos (a menudo en idioma tahitiano) y su simbolismo. Cuenta que hizo un recorrido de la isla acompañado por una mestiza que hablaba francés, Titi. Finalmente se instaló en Mataiea, a 45 kilómetros de Papeete. Titi pidió quedarse con él, pero Gaugin la encontraba demasiado "civilizada" para sus aspiraciones del primitivismo. En la costa oriental de la Isla conoció a una familia indigena que le ofreció como vahiné (mujer) a Teha´amana, una niña de trece años. La adolescente lo intodujo en las costumbres y creencias de su pueblo.
        Narra Gaugin: " Un dia tuve que ir a Papeete. Habia prometido regresar la misma noche, pero el coche que tomé me dejó a mitad de camino; debí hacer el resto del trayecto a pie. Llegue a casa a la madrugada (…) Inmóvil, desnuda, acostada sobre el vientre, los ojos desmesuradamente abiertos por el miedo. Teha´amana me miraba y parecia no reconocerme. (…) Los terrones de ella me contagiaban, me parecía que una luminosidad fosforecente emanaba de sus ojos de mirada fija…" Asi es como la retrata en Los espíritus de la muerte velan.        La primera estada de Gaugin en Tahití tuvo momentos muy dramáticos. Enfermo (escupía un cuarto litro de sangre por dia), debió se internado en el hospital de allí. Lo abandonó por falta de dinero. Si bien trabajaba sin descanso, sus cuadros no encontraban comprador.
Por último, Gauguin regresó a Bretaña en 1894; desgraciadamente se dislocó un tobillo, y luego -tras una nueva subasta de sus obra- volvió a Tahití (junio de 1895). Trabajó a un ritmo más lento durante su segunda estancia allí, pintando sólo 100 cuadros entre 1885 y 1903, frente a los 90 ejecutados entre 1891 y 1893. Al regresar qquizo conseguir nuevamente a Teha´amana. Pero, esta asustada de la eczema que volvía loco a Gaugin, lo abandonó. A comienzos de 1896, Paul tomó como vahiné a Pahura, una joven de 14 años. Ahora sus cuadros tienen una organización espacial más complicada, aunque el color y la atmósfera suelen ser más sombríos que en obras anteriores. Por dimensiones y estilo parecen más bien murales. Las privaciones y las enfermedades siguieron minando la salud del artista. El año 1897 fue desastroso para él, culminando con la noticia de la muerte de su hija favorita, Aline, y la ruptura final con Mette. Totalmente desesperado, pintó su obra más grande, más ambiciosa y más filosófica: ¿De dónde venimosl? ¿Qué somos? ¿A dónde vamos?. Sobre este cuadro escribió Gauguin: "Mi sueño es intangible, no es una alegoría. Citando a Mallarmé: es un poema musical que no necesita libreto". Acabada la obra, cometió sin éxito u intento de suicidio. Pintó poco durante sus últimos años en Tahití (y nada en 1900). Pero en 1901 se traslado a las Islas Marquesas y, algo mas animado, pintó varios lienzos importantes en sus dos últimos años de vida. Siguió esculpiendo, y en enero de 1903 terminó una obra autobiográfica, Adelante y Atrás. Despues de su muerte una gran exposición retrospectiva , celebrada con ocasión del Salon de Otoño de 1905, grantizó su influencia en el arte del siglo XX.



Trabajo enviado por:
Lisa Wantz





Fuente: Monografias.com

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